Molinaseca en primavera.

Las flores  del almendro  coronan  la torre de la Iglesia de San Nicolas de Bari,  que sonríe, arrullada por la melodía de las aguas del río Miruelo y la primera amapola le reza un «Ave María» a la Preciosa que la proteje y bendice en el Santuario de las Angustias.

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