«SE ROMPIÓ TU CORAZÓN

DE TANTO AMAR,

DE TANTO DAR,

DE TANTO ANDAR…

Y TE FUISTE, EN SILECIO,

AL PAIS DE LA FELICIDAD»

Raúl,

nos dejaste a todos un poco rotos,

vacios de tu presencia,

pero llenos de tí:

de tu alegría,

de tu sentido positivo de la vida,

de tu sencillez,

de tu humildad,

de tu silencio,

de tu entrega sielenciosa y callada,

de tu Amor a Dios,

a la Virgen

y a todas las personas.

Gracias por tu regalo.

En la Eucaristía celebramos la Pascua,

celebramos tu pascua con tu familia,

con los companeros sacerdotes,

con los feligreses de todos tus pueblos,

con tus compañeros profesores

y tus amigos alumnos

que para despedirte nos regalaron esta oración:

«En nombre de los alumnos, profesores y demás trabajadores del Instituto Europa, queremosdar gracias a Dios por el testimonio cristiano que ha supuesto para nosotros el trabajo de Raúl en el Instituto.

Solamente podemos decir que es un hombre bueno y trabajador, paciente y sencillo.

Firme y enérgico en la predicación, humilde y cercano en el trato con los demás.

Estamos hoy aquí, acompañándole, porque le queremos mucho.

Y le pedimos a Dios que lo acoja en su seno para que pueda gozar con Cristo la Gloria de la

Resurrección.

Que así sea».